RESILENCIA COMO RECURSO DE BIENESTAR SOCIAL "POST- CORONAVIRUS"

Resiliencia es la palabra que resuena en mí con más sonoridad en estos momentos...

Pero, ¿qué es la resiliencia?

La capacidad que tenemos las personas de resurgir de situaciones o momentos difíciles y salir de esa experiencia reforzados y quizás, si me permiten decirlo, mucho más experimentados va cobrando más presencia en este tiempo.

Así la idea de superarse, recupera la idea de poder encontrarse consigo mismo desde una mirada mucho más serena y experimentada, que tras una situación de máxima incertidumbre y sufrimiento acepta el vencimiento como parte del propio crecimiento.

¿Podemos crear o construir nuestra propia actitud resiliente?

Construir nuestra propia resiliencia nos lleva a invertir nuestro propio sufrimiento en capacidad y habilidad de adaptación a la nueva situación y poder hacer balance de todo aquello que fuimos cambiando para poder sobrellevar el momento de dolor. Así, los días que nos llevaron a un estado de mayor ansiedad o estrés se relacionarán también con otros, que de manera contraria nos fueron conduciendo hacia nuevas estrategias y nos hicieron sentir alivio, sintiéndonos mejor con nosotros mismos y las personas de nuestro entorno .

Por ello, ser resiliente no significa que la persona no experimente estrés o dificultades ante dichos momentos, significa que es capaz de reconocer sus emociones y su dolor pudiendo admitir que no se siente en su mejor momento e ir transformando dichas dificultades en oportunidades para crear una nueva realidad a partir del autoconocimiento, el movimiento o acción y la aceptación.

¿Cómo se puede ser resiliente a partir del autoconocimiento, la acción y la aceptación en momentos inéditos?

El camino para conocerse uno mismo es en sí, un ejercicio de honestidad, humildad, madurez y escucha activa.

El reconocerse a sí mismo en constante evolución y cambio, no sólo requiere abandonar la arrogancia de pensar que ya todo está sabido o vivido, sino que también hay que acoger otra manera de entender la vida con responsabilidad y compromiso con nosotros mismos. Esto no significa que tengamos que juzgar o rechazar aquello que vemos que forma parte de nuestro "yo interior", todo lo contrario, ese ejercicio de introspección nos da la oportunidad de poder conocernos mejor y aceptar aquello que somos, pero con el deseo de acoger lo que seremos también.

Sin embargo, sólo la pura reflexión no te lleva al cambio, son las acciones las que inician el movimiento que permitirá que seas cómplice de tu propio tránsito por tus miedos, tus debilidades, tus fortalezas o tus estrategias... y poderlas reconocer y acoger como parte de tu esencia humana.

Si bien esto es un primer paso, para ser humilde contigo mismo y llegar a aceptar todo lo que compone tu "verdadero yo", las siguientes acciones que tomes deberán ser fieles a tus valores, a la manera que tienes de hacer las cosas, a tu cultura de origen. Todo ello te ayudará a cerciorarte de que, conocerse a sí mismo, también es conocer todo lo que te llevó a ser como eres y a aceptarlo.

Y por eso, crecer en lo desconocido como motor de búsqueda de tus cualidades y la aceptación de las mismas

Los valientes se adentran a las profundidades de lo desconocido, en un viaje hacia el interior en busca de la calma y el bienestar, pero también, de respuestas a sus propias circunstancias y limitaciones. Es la acción vía de crecimiento personal, y cito a Pablo Población "libertado de movimientos, de acción y de adecuación en conjunto”.

Así, este movimiento de crecimiento personal emerge desde la necesidad de no refugiarse en el dolor de lo vivido, sino que lo vivido haya servido para reconocer y aceptar todas aquellas cualidades y limitaciones que se han puesto en movimiento para crecer en lo desconocido. Quizás son tu tenacidad, perseverancia, inquietud, miedos, gratitud, despistes, bloqueos,... los que te hacen más resiliente, o simplemente te hacen más humano.

¿ Y tu, como construyes tu resiliencia?